Porque sé que allá abajo era la vida dura
y que los días eran rosarios de amargura
y las noches vía crucis de inquietud
y no olvido los blocaos ni los parapetos
en que los ojos se desorbitan, quietos
en angustiosa espera de la luz,
y porque sé lo que es marchar en la Compañía
-que la Muerte espiga un poco cada día-
por tristes campos, y al final
un tiro, un gumiazo, y una zanja en el yermo
donde yacer codo con codo, y si enfermo
o herido, el camastro de un hospital
no ignorando que en la Patria muy amada
se nos desprecia, y no interesa nada
nuestra labor a casi todos,
(pues ya ni los cielos ni la tierra
se ganan haciendo la guerra
en la frontera contra moros…)
Cuando, oscuro, voy por las calles de la ciudad
y cruzan a mi lado llenos de…
Ver la entrada original 71 palabras más